Perfección

No sé porque me suele suceder eso, es como un odio hacia todos y un menosprecio constante. Últimamente, pensando. Si. eso pensando, ya que no puedo evitarlo me volví hacia mi mismo, es curioso verse a uno y ver que no es mas que uno mas del montón. Pero porque tantas ganas de sobresalir, de diferenciarse, no se si es por el odio que siento de ustedes y simplemente quisiera no ser como ustedes o es mas bien un temor interno, una “soledad de esas de autobús”; solía pensar a veces, ya que quería; “llamar la atención” le solía decir a los otros. Y así hacerme notar, verme visto, sentirme sentido, saber que existo en la existencia de los demás. Si de-más.

Me cuesta trabajo organizar mi razón a la par de mis sentidos, “perfección y eternidad, no son mas que palabras prohibidas al ser humano” solía decirme a mi mismo, pero esto no eran mas que mentiras, a veces en la calle—correcto en la calle porque en mi vida no hay parques, ni edificios, solo calles—solía ver esa perfección que tanto negaba, en la simetría y corporal congruencia del cuerpo femenino, que adosado de un par de accesorios y el traje ideal, dejaban el vocablo “perfección” pendejo en comparación con aquellas damas.

A veces, muy de vez en cuando, solía conocerlas y lograr grabar su nombre en mi colección de recuerdos, “Ana”, “Gabriella”, “Maria”, “Juliana”. Todos eran nombres asonantes a las mujeres quienes lo llevaban puestos, ya que no se nace con un nombre si no que se le usa, escoge y a veces hasta cambia.

Después de la etapa de la presentación, venia el cortejo, prefiero llamarla cotejo ya que se ajusta mas a lo que quiero demostrarles. Si, una comparación de ellas y la experiencia de algunas pasadas, ya que sin otras experiencias no podría decir; “esta es bruta”, “no es mi tipo”, “no es la y lo que busco”, “no quiero eso en este momento”, etc... Entonces me daba cuenta nuevamente que la perfección no existía, y empezaban a hablar, y la empezaban a cagar. Porque diablos mi razón, no podía ir con mis sentidos, será que algún día podría excitarme intelectualmente si es que tal cosa era posible, con una mujer que me excite físicamente, ¿es demasiado pedir? Eso no lo se. Pero algo que si se, es que la perfección no existe, y nuevamente caigo en esa “soledad de autobús”; rodeado de muchos y a la vez tan, pero tan solo. Y vuelvo a recurrir a mis estrategias, para “llamar la atención” y así poder encontrar algún día esa perfección que tanto busco.